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HOLA! :3
Si estás aquí porque viniste del link de mi antiguo blog, bien hecho! Si no es así y eres un fan sonAmy y baga por el ordenador en busca de historias, te recomiendo este blog! Y el antiguo, claro, para que sepas de que va todo esto...
Link de mi antiguo blog:
https://historiassonamykawaii.blogspot.com
Bueno, yo soy Amy Rose! :3
Sonic: Yo soy Sonic The Hedgehog!
Ambos: Y.... besitooooos!!!
martes, 13 de septiembre de 2016
El comienzo de un gran amor capítulo 2: Noche difícil
Eran más o menos las 2 de la mañana cuando escuché un llanto. Me desperté y vi a Amy en mis brazos, llorando. La intenté calmar, pero no lo conseguía. Escuché que mis padres se levantaban, así que escondí a esa pequeña entre las sábanas dejando un pequeño hueco para que pudiera respirar. mala idea... se escuchaba el llanto. Así que tuve que fingir que era yo el que estaba llorando. Mi madre se acercó a mi cuna y me preguntó: "qué pasa, cielo?" Yo, fingiendo llorar, le dije: "quiero un biberón". Sonrojado por pedir esa cosa de niños pequeños. Mi madre, sorprendida, se fue a hacerme lo que pedí. Volvió y me lo dio. Le di las gracias y le dije que ya podía irse. Y eso hizo. Cuando cerró la puerta, saqué a Amy de entre las sábanas. La calmé un poco y le di el biberón que mi madre me trajo. Recordando como me lo daba ella. La pequeña dejó de llorar y se dispuso a beber. Terminó el biberón y le di tres palmaditas suaves en la espalda. No sabía bien como se hacía, todo hay que decirlo, pero conseguí que eructara. Un pequeño y suave eructo salió de su boca. La dejé con cuidado en mi cuna nuevamente. La abracé y suspiré. Casi me pillaban. Tras ese pensamiento, me dormí. Pero Amy se movía suavemente sin poder dormir. Me desperté. No sabía qué hacer ya que nunca antes me había pasado esto. Así que, tratando de pensar lo que debería hacer para dormirla, comencé a cantar. Cerré los ojos concentrándome en la melodía. Y me distraje ante los pequeños ronquidos y respiraciones profundas que aquella niña brindaba. Lo había conseguido, la había dormido. Sonreí satisfecho y acaricié su mejilla lentamente. Me quedé mirándola. Perdí la noción del tiempo y, cuando reaccioné, ya eran más de las 3 de la mañana. Asombrado, me dispuse a dormir. Pero no sin antes abrazar a esa pequeña que me había enamorado.
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