El comienzo de un gran amor Capítulo 4: Pillados

Esa tarde le pedí a mi madre otro biberón. Mi madre estaba sospechando. Y de pronto, ambos comenzamos a escuchar llantos. Corrí a mi habitación y traté de consolar a Amy. Pero no pude. Mi madre llegó antes y vio a Amy en mis brazos. A lo que preguntó: "desde cuándo la tienes?" en un tono enfadado. No contesté. Entonces mi madre me arrebató a Amy de mis brazos cual caramelo de un niño y se fue. Me quedé pensando lo que iba a hacer con ella. hasta que escuché la puerta. Miré por la ventana y vi como mi madre se alejaba. A lo que la seguí saltando por la ventana. La seguí por un rato hasta que vi que mi madre dejaba a Amy en el mismo sitio donde la encontramos. Entonces, corrí a rogarle que por favor nos la quedáramos. Dado a las condiciones en las que estaba esa pobre niña, mi madre aceptó. Cuando llegamos a casa, mi madre envolvió a Amy entre las mantas que sacó de un armario y le preparó un biberón. Se sentó en el sofá para dárselo y yo me senté a su lado. Amy abrió un poco sus ojos y tosió. Después volvió a cerrarlos soltando un tierno bostezo. Al día siguiente me desperté y sentí algo frío en mi tripa. Bajé la mirada y vi una pequeña manita en mi tripa. Abracé con cuidado a Amy y me acurruqué junto a ella.