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HOLA! :3

Si estás aquí porque viniste del link de mi antiguo blog, bien hecho! Si no es así y eres un fan sonAmy y baga por el ordenador en busca de historias, te recomiendo este blog! Y el antiguo, claro, para que sepas de que va todo esto...
Link de mi antiguo blog:
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martes, 12 de julio de 2016

ENCERRADA Capítulo 2: Cómo pasó

Dejé el boxeo por una sola razón. "La pelea de oro" la llaman. Era la final de boxeo. Y yo era la finalista junto con un tal... em... llamémosle "el puños" (no me acuerdo de su nombre, solo recuerdo la paliza que me dio). Yo pensaba que no iba a ser tan difícil acabar con él, pero me equivoqué. Antes de la final, mi compañero ya me decía que no peleara con él, que acabaría muerta. Pero yo no le hice caso. Días antes me entrené como nunca. Me estaba dando una fatiga que no podía con ella. Pero me aguanté. Uno de esos días, vino el puños a practicar a la misma sala que yo. Yo hacía caso nulo, pero por curiosidad, me dio por mirar como lo hacía. La verdad es que no parecía taaaan fuerte. Bueno sí, estaba fuerte. Pero yo creía poder con él. Un escalofrío me corrió por la espalda cuando el puños me miró amenazante. Yo seguí practicando y él no me hizo mucho caso. Yo algunas veces le miraba, para ver si era cierto lo que decían. La verdad es que él al menos practicaba bien. Después de unas horas, el puños se fue. Yo me quedé practicando. Luego subieron unos tíos. No paraban de mirarme y me incomodé. Pero no por que me miraran, si no por la forma en la que lo hacían. Les eché la misma mirada que el puños me echó a mi. Eso les asombró y bruscamente dejaron de mirarme. Pasaron los segundos e hicieron totalmente lo mismo. Yo, cansada, bajé a mi celda. Me tumbé en mi cama y, en la mesilla de noche, vi un plato de comida. Le pregunté a mi compañero que si la comida era para mi, y él asintió (en estos momentos mi compañero ya estaba mal de la paliza de el puños). Yo cogí la comida y, aunque fuera un asco, me la comí. Al día siguiente volví a subir a entrenarme y esta vez no vino nadie. Me quedé allí sola. Ni guardias, ni hombres para piropearme.... todo perfecto. Bajé a mi habitación y me dormí justo después de tumbarme en la cama. Pasaron dos días y subí al ring ( el de boxeo). Al otro lado se encontraba el puños, y en el medio, para dar inicio a la pelea, al árbitro. Todo iba bastante bien, hasta que el puños llevó ventaja sobre mi. No me di por vencida tan rápido y traté de devolverle los golpes. Era inútil, por más que lo intentaba, más daño me hacía. Igual estáis pensando que exagero. Pero el dolor que yo sentía en ese momento no se expresa con palabras. De mi boca solo salían gritos de dolor y suspiros de esperanza que no servían de nada por desgracia. No me rendía, trataba de zafarme, devolverle los golpes, no gritar, no llorar; pero nada servía... Acabé rindiéndome cuando el puños me tiró fuertemente al suelo. Yo estaba medio inconsciente en el suelo y solo escuchaba como alababan a el puños. Levanté como pude la mano y él ganó. Tardé varias horas en levantarme del suelo y salir del ring para llegar a mi habitación. Ahí estaba mi compañero, todavía en su respectiva litera. Al escuchar que entraba casi sin fuerzas me dijo "te lo dije..." Yo caí a mi litera y me dormí para tratar de aliviar el dolor. Pero al día siguiente, me desperté con muchas menos fuerzas y con el cuerpo débil. No tenía fuerzas ni para abir la boca y decir "ayuda". Ahí acabó mi carrera como boxeadora.

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